Parte II
2016
Viernes 11 de Noviembre.
Viernes 11 de Noviembre.
Estoy nervioso, simplemente no sé cómo saldrá, con qué me
encontraré, y solo tengo esta única oportunidad para recuperarla. Hace ocho
meses me casé, y hace dos semanas inicio mi proceso de divorcio; también soy
padre de un hermoso niño de 3 meses, y también me di cuenta que había cometido
el peor error de mi vida dejándola ir.
Seguí mis principios, mi ética como hombre, fui infeliz con
ella, estaba decepcionado conmigo, me motiva mi hijo, la luz en todo esto, me
dio esperanza me renovó la fe, sé que todavía puedo obtener la felicidad que
quiero, pero sola no llegará…recordaba todos los momentos donde fuimos felices,
y ahora que la veré…recuerdo que siempre me miraba, sonreía y me cautivaba con
la destreza de su mente, la habilidad con las palabras ¡qué estúpido que fui!
No me di cuenta, ella sí, me duele que a veces, realmente fui un idiota.
Desperté por la turbulencia del momento, pero oportuno pues no quería perderme
lo que venía…estaba realizando unos de mis sueños, no de la forma como quería,
pero por eso deseo con todo mi corazón que todo salga bien.
Fui dulce y amargado recordarlo todo, a ella; y esto solo me
hace sentir más nervios, quien lo diría, un gerente general lleno de nervios y
sí, por amor…va en contra de todo lo que pienso, pero la vida me ha abofeteado
en ambas mejillas, hice todo según mis principios, porque debía ser así, porque
pensaba que era lo correcto, y lo era, para los demás menos para mí.
Evidentemente no estaba feliz, ni mucho menos conforme, seguía sintiendo el
vacío que por años he cargado, ese sentir de tener todo pero a la vez nada, un
ser incompleto…coloco mis esperanzas de que ella cambie esto.
Ya no podía con las ansias, pareciera que me estuviera dando
un ataque de pánico, un segundo más y me iba sin maletas. No soy muy creyente
pero realmente tengo la fe puesta en este plan entusiasta, sin embargo me
carcome el miedo al rechazo, el dolor que eso supondría para mí, una derrota
que se llevaría todo, quizás me tomaría lo que resta de mi vida para sanar…
Sábado, 12 de Noviembre.
No he comido nada más desde el desayuno, siento que mi
estómago se ha cerrado, todo sonaba tan bien en mi casa y lo repetía una y otra
vez haciéndolo un mantra, espero que así se den las cosas; hoy es su
cumpleaños, sinceramente no sé si estará con amigos, enamorado o sola, espero,
preferiblemente, que esté sola, por muy idiota que me vea pensando eso…Fui al
restaurante donde sabría que la encontraría, por años me había ilusionado por
venir aquí, degustar todo lo que ofrecían, solo con los olores que hay me tiene
fascinado. Ella está aquí, no puedo verla, pero reconozco ese peculiar aroma
dulce que despliega de su piel, es imposible no diferenciarla.
El lugar era increíble, la luz necesaria para ver, el estilo
bohemio y minimalista del que tanto hablamos…se había adueñado del lugar…estaba
en la barra de espalda a la multitud, era ella, esas eran las pecas de sus
hombros, cientos de puntitos para reconocerla…como extrañaba el contar sus
pecas, sí lo hice, y fui el único que se atrevió hacerlo, por lo menos las de
su cara, y espero ser el único en hacerlo con el resto de su cuerpo…mantuvo su
cabello corto y eso me enamoraba mucha más, la veía más atractiva, mas esbelta.
Y justo en este momento, no sé qué hacer….
Parpadeé un par de veces y me di cuenta que estaba sentado a
su costado en la barra, ella tenía un vaso con cerveza y de a poco recuperaba
la noción del tiempo y espacio, me di cuenta que mi plan no era perfecto, todo
iba perfectamente bien hasta que ella volteó, no estaba preparado para ese
impacto frontal, creo que hasta mi corazón se paralizó.
- Toma un trago, te ayudará-. Su voz, terciopelada y suave…solo la miraba después de todo este tiempo, la tenía enfrente de mí.
- ¿Sabes? No lo esperaba, no de ti, después de todo…- solo me enfoqué en escucharla, no salían las palabras de mi boca, mis neuronas estaban totalmente revolucionadas. Ella seguía hablando.
- Mantuve las esperanzas por todo el tiempo que dolió- como esto me está doliendo a mí. – Quizás el hecho de que nadie dijo nada y que nadie hizo nada, fue algo a favor, lo hicieron un poco más fácil de llevar.- Bajó su mirada y se volteó hacia mí, confrontándome. – Fueron semanas duras donde literal quería arrancarme el corazón del pecho, y en parte creo que lo hice.- Esto último se terminó de llevar mis esperanzas, me llenaba el pecho de dolor, el miedo se convertía en realidad.
- Toma la cerveza y vamos para mostrarte la “mangnifique Paris”.- De pronto su entusiasmo me levantó un poco el ánimo, pero algo muy profundo en mí, sabía que ya todo estaba escrito para ambos.
- Toma un trago, te ayudará-. Su voz, terciopelada y suave…solo la miraba después de todo este tiempo, la tenía enfrente de mí.
- ¿Sabes? No lo esperaba, no de ti, después de todo…- solo me enfoqué en escucharla, no salían las palabras de mi boca, mis neuronas estaban totalmente revolucionadas. Ella seguía hablando.
- Mantuve las esperanzas por todo el tiempo que dolió- como esto me está doliendo a mí. – Quizás el hecho de que nadie dijo nada y que nadie hizo nada, fue algo a favor, lo hicieron un poco más fácil de llevar.- Bajó su mirada y se volteó hacia mí, confrontándome. – Fueron semanas duras donde literal quería arrancarme el corazón del pecho, y en parte creo que lo hice.- Esto último se terminó de llevar mis esperanzas, me llenaba el pecho de dolor, el miedo se convertía en realidad.
- Toma la cerveza y vamos para mostrarte la “mangnifique Paris”.- De pronto su entusiasmo me levantó un poco el ánimo, pero algo muy profundo en mí, sabía que ya todo estaba escrito para ambos.
Aunque no fue como lo planeé, me sentía feliz, realizado,
había dado un paso muy importante, estaba con ella, a ella también la veía
contenta, era esa chica risueña de la que tanto me acordaba, se le ve que ha
crecido también, en su forma de hablar, al caminar, en todo, evolucionó…me di
cuenta que después de todo este tiempo no la conocía, pero sé que no es tarde para
hacerlo, quería enamorarla, de nuevo. Ibamos caminando uno a lado del otro y
que sensación tan estupenda, realmente me sentía pleno, por un momento me
detuve y ella conmigo, observé todo este paisaje que me regalaba Paris...y
aunque luchara también por dentro, veía el de nosotros.
Llegamos al paradero del metro, pero antes de avanzar se
detuvo y me colocó sus manos en mis hombros, me miró muy seria. – Prometo llevarte
a esos lugares del que alguna vez hablamos, honestamente espero que nos alcance
el tiempo, supongo que te vas mañana, haré mi mejor esfuerzo.- Lo dijo muy
seria, vi en sus ojos esa chispa de determinación, sé que lo hará. En el
trayecto hablamos, ella me contaba como era su trabajo, las primeras semanas
desde que llegó, todo con un brillo impresionante en sus ojos y una gran
sonrisa; le hablé de mi trabajo y lo bien que me estaba yendo en ese aspecto,
no pude más al recordar de nuevo todo, bajé mi cabeza y sé que ella lo notó…sentí
que pasó un tiempo hasta que sentí su tacto suave sobre mi cara, tomé su mano y
la sostuve allí en mi mejilla, la mire y me dijo “todo va a estar bien y me
sonrió”, en ese momento que nos miramos algo se removía en mí y me gritaba que
fuera paciente…
- ¡Sonríe campeón! Mira lo que está justo afuera.- Y por primera vez en mucho
tiempo me sentía bien, con una felicidad absoluta, estaba donde quería estar y
con la persona adecuada. Estábamos en frente de la majestuosa Torre Eiffel, una
imponente pieza de arte.
Impresionante de lo rápido que se pasó el tiempo, hicimos
tanto en tan poco tiempo, luego de subir al mirador de la torre, quedarme
maravillado, abrumado por la magnitud de la vista, del momento, del lugar…Luego
fuimos al barrio latino, un lugar bastante pintoresco de noche, lleno de miles
de luces y gente de todas partes del mundo. Ella me explicaba y me hacía probar
cada cosa en cada lugar en el que entrabamos, hablamos bromeamos como lo solíamos
hacer, nada había cambiado, quizás solo nuestros sentimientos. Tomamos unas
copas de vino y ya surtía efecto…caminando hacia la fuente Saint Michael, justo
donde comenzamos el recorrido, ella se veía cansada y a decir verdad yo
también, pero quería seguir, conociendo, con su compañía.
Se sentó al borde la pileta y suspiro largo, como vencida. La seguí y reuniendo
el valor que hace algunos meses no tuve, la enfrenté.
Ella sabía lo que venía, no empezaba hablar y unas pequeñas
lagrimas aparecían por sus ojos…sabía que se trataba del final.
- Realmente y honestamente te pido disculpas, por no tener el valor en ese
tiempo, por no ver las señales, por no verte a ti, por no buscarte antes, por
dejarte ir…- La abracé y lloraba, la sentía muy cerca de mi corazón, en
esencia, en alma. – Vine porque quería verte, recuperarte, aunque en el bar no
salió como lo esperaba, todo esto ha sido más que perfecto.
Hice que me mirara, la sostenía con mis brazos en sus
hombros, estaba triste y aún sollozaba, la mire y me acerqué lo más que pude
hasta sentir su agitada respiración, cerré mis ojos, por cobarde y como un
impulso salió, le dije que la amé en ese entonces y todavía, que para mí no
cambió nada, que fui un idiota por no haberme dado cuenta. – No sé si se puede,
no sé inclusive si estas soltera, no quiero saber…mañana al mediodía regresaré
a Lima, quiero regresar sabiendo que ambos sabemos la verdad, lo que sentimos,
que lo intentamos, quizás descordinamos en tiempo sí, en situaciones, pero no
se puede decir que no lo hicimos, quiero igual decirte que cuentas conmigo y sí
algún día te pasas por Lima sabes que estaré para ti, siempre que lo desees.
Ella solo asintió y
me abrazó…
Lunes, 28 de Noviembre.
Sentado en mi oficina, descansando de la rutina de mañana,
firmar documentos, revisar otros, enviar correos, asistir a reuniones, y justo
apenas serían las 12, lo que llamaría yo una mañana exitosamente productiva,
estaba alistándome para salir por el almuerzo cuando mi asistente me interrumpe
entregándome un sobre…Lo primero que noté fue que era correspondencia desde
Francia.
Hace dos semanas desde que estuve allí; con mucho cuidado corté el sobre y
empecé a leer…
Viernes, 18 de
Noviembre 2016.
Paris.
Nunca te di las gracias por el mejo cumpleaños
que he pasado, además de venir y tener el valor, sinceramente había dado todo
por hecho, por perdido, nuestra amistad y alguna oportunidad de nosotros…Paris.
Por alguna razón supe que eras tú en el bar, siempre hablábamos
de ese lugar y tú eras el único que sabía, gracias a Dios no me equivoqué. Sí,
yo también quería verte y disfrute tanto de tu compañía, justo en el momento que
se acaba, no quería irme, no quería que te fueras, sé que estamos en fases de
nuestras vidas donde estamos donde queremos, felices, ocupados…pero espero que
para el momento que esta carta llegue a tus manos puedas sacar un tiempo libre para
ver a una vieja amiga, en un viejo lugar donde solíamos charlar.
Quizás y podamos hablar de cómo intentarlo de nuevo, los
dos, al mismo tiempo.