Wednesday, October 24, 2018

Mi Venenosa Mente

Por dónde comenzar?..

Quizás todo se unió algo y hasta estoy pensando que lo estoy agarrando como excusa últimamente para todo, para desmotivarme, aislarme de todo y todos, y sumirme en el dolor, ese dolor que no había sentido en mucho tiempo, en años. Ese dolor en forma de tumor que se aloja en mi pecho y va creciendo poco a poco, quizás y es igual de cancerígeno que el mismo cancer. Un dolor con el que viví casi toda mi adolescencia, temiendo de la noche, que no llegara, por qué sabía que dolería...y así pasé unos cuantos años, aprendí a llorar en silencio y no sé si es bueno o malo. Combatía una y otra vez contra el dolor, todas las noches, me tocaba el pecho queriendo escarbar y sacar con el puño eso que me hacía, que hoy en día lo sigue haciendo y no sé qué es.

Mi mente divaga mucho y se va a lugares prohibidos cuando no la vigilo, se escapa y deja entrar palabras y frases que debía de haber olvidado, y todo eso regresa, todo lo malo, todas esas noches, todo ese dolor, me apresa de nuevo y creo que se está apoderando cuando ve mis inseguridades, ve la ventana para su oportunidad, a veces hablará por mí, dirá cosas que realmente no quiero decir, y si eso pasa, le da vueltas a mi cerebro para tratar de manipularme, a mí, en esencia.

Trato de no prestarle atención de retomar el mando, pero cuando estoy así de débil ella es quien manda. Muchas veces llegué a pensar si actuaba para mi conveniencia o la suya, y sí, ha jugado para mí, enseñándome a ser más duras, a dejar la inocencia de lado, a qué todo está errado, que todo es una mentira, a no subestimar y dar siempre el paso al frente por mas miedo que tenga...pero no siempre se mantenía de mi equipo...

Hoy ha vuelto el dolor, ha vuelto mi venenosa mente, tomando las riendas ahora que me mostré débil, que me he doblegado, me he perdido, otra vez... sin embargo, en ese instante cuando hablaba con él, en ese momento cuando más sentía el dolor crecer, cuando ya no aguantaba más lágrimas, él me habló, me hizo reír y disipó instantáneamente el dolor, se fue, sentí alivio, calma, y comencé a reír, otra vez.

Me han herido y he aprendido a herir también, pude haber dicho cosas que sé que me iba a arrepentir, pues él no se merece que descargue todo lo que siento con él, y a pesar de que mis lágrimas corrían por mis mejillas, él me hablaba, bonito, calmado, amándome.

Me ha dado esta crisis depresiva con la que he estado viviendo desde hace años, me recuperaré como siempre lo hago, aunque estas fechas sean difíciles, alejada de casa.

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