- ¿Qué pasó?
- Lo de siempre, volvieron las sombras, volvió la voz a recordarme que vivo en una prisión mental
- No queda de otra, hay que vivir de todas formas, nadie sabe para qué ni por qué, solo decidir cómo vivir
- Pero me apena
- Por qué
- Por lo poco trascendental que hago. Pensaba que a esta edad iba a estar viendo lugares maravillosos, feliz de salir a caminar, de probar sabores y texturas, de ver colores, de sentir alegría por la vida
- Bueno no la pasas tan mal tampoco, hay gente que sufre más
- No me importa la gente. yo quiero vivir y tener amaneceres de postales, por las tardes tomar el café frente a un ocaso espectacular, estoy como dijo una señora, en la cúspide de mi vida y si esto es la cúspide no quiero pensar en cómo será el descenso
...