la vida puede ser dura y se suaviza a tu lado

Días de angustia. Yo sé que piensas que no le temo al cambio, a lo nuevo, a lo diferente, pero en el fondo todos le tenemos miedo al cambio, sólo que algunos con miedo y todo nos atrevemos.

Los 2 primeros días de trabajo e inclusive el primer lunes han sido muy duros, no lo quiero ocultar, cada vez poco a poco voy conociendo a las personas, los caminos, las calles, las oficinas, las voces y me voy adaptando pero este proceso no es para nada fácil y he querido quedarme a tu lado sintiendo esa zona de confort y seguridad que me prodigas, pero claro he tenido que salir y enfrentarme al bello y malvado mundo. Después de todo siempre todo se termina, la angustia, el miedo, todo termina siendo controlado; así que cosas nuevas de Southersito vengan a mi, ya no les temo, al contrario, sé que lo solucionaré y seré el mejor de esos.

Un día a la vez

No se bien qué esperar, pero de nada servirá angustiarse por algo que aun no ha pasado, por algo que puedo direccionar a que pase de la mejor manera. Sólo hay que estar contentos viviendo el día a día y visionando lo mejor porque de eso se trata también la vida que no es estática.

No sé si me iré por dos días, por una semana o dos. Sólo sé que el año empieza con ese sabor de incertidumbre y de adrenalina por el futuro y está bien, no voy a renegar por eso, al contrario voy a agradecer y a vivir un día a la vez, tratando de ser cada vez más consciente de las cosas.

A la mitad de un café

A veces iniciamos el día con temor, a algo nuevo, al rechazo, a la expectativa, a lo que fuera y sólo toca convivir con ello, y seguir la marcha porque la vida no se detendrá a esperar que esos sentimientos se diluyan o calmen, la vida continuará lenta e implacable a su paso pintando de blanco tus canas mientras tu lloras en posición fetal en una esquina de tu casa o de tu mente. Así que con la madurez uno entiende que sólo hay que respirar profundamente y convivir con ese temor que tantas otras veces ya lo has superado, en un nuevo trabajo, en una entrevista en una ruptura sentimental, en una pérdida de algún familiar, en un fracaso, en alguna competencia y siempre siempre has sabido sobrevivir porque después de todo ese dolor, ese temor no es tan avasallador, sólo que nuestra mente lo engrandece para defendernos, pero ahora que somos grandes podemos ver con claridad que ese dolor no es tan fuerte y que ese temor no es tan terrible.

Así que ahora puedo caminar con esa ligera angustia que le da sabor y emoción a la vida, que a veces la rutina nos roba ese supuesto confort que termina siendo la cuna de la mediocridad.